sábado, 31 de octubre de 2009

Semblanza


Soy un conjunto de recuerdos guardados desde hace diecinueve años, en una caja de zapatos. Son recuerdos ordenados de forma aleatoria en las que diferentes etapas se mezclan y forman coloridos y extraños grupos.

La carta de mi madre esta en un sobre, junto con mi partida de nacimiento y la huella de mi pequeña pie, en ella me dice lo importante que soy y lo linda que es mi sonrisa. La de mi padre, escrita en una hoja rosada dice lo mucho que me amaban aun antes de haber nacido.

Estas encabezan las muchas cartas que he venido recolectando, por miedo a olvidar he colocado el día y fecha en las que las recibí, al igual que el nombre de quien me las entregó. La memoria es ingrata y por si las dudas todo debe estar bien catalogado. Las vuelvo a leer y muchas me dan risa, en la mayoría me pide perdón, supongo que habrá sinceridad en esas palabras, asi me gusta creerlo.
En las otras cartas y notitas están detalladas las aventuras que viví con mis amigas, recuerdos de esas tardes en el que sentadas en el jardín leíamos Harry Potter, jugábamos, tratábamos de conquistar al mundo, cantábamos y bailábamos en medio de los pasillos de la academia de inglés y hacíamos la promesa de ser amigas por siempre y recorrer el mundo juntas.

Colocadas en una bolsa especial están las cartas, postales, fotos y dibujos que guardo desde hace 7 años. Son enviadas desde México por una de mis hermanas, quien es exactamente un año mayor que yo ya quien nunca he visto en persona. Pero con quien comparto no sólo la fecha de cumpleaños, sino también recuerdos alegres y tristes, consejos y el saber que en otra parte del mundo ambas tenemos una gran familia, que si bien no esta unida por la sangre, lo está por un lazo de amistad.


También soy la carta de despedida y agradecimiento que le escribí a mi maestra del colegio, la cruz que guardo desde mi primera comunión, el libro de oraciones desde mi papá, el corazón de jabón ahora derretido que me regaló una maestra, las muñecas de mi abuela Irma y la cartas del tarot de mi abuela Juana, que guardo cerca de la vela con la que accidentalmente quemé a Mónica, mi hermana y madrina de confirmación.

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