miércoles, 28 de octubre de 2009

Otro cursi titulo cortesía de mi maestro

El hijo de mi vida o de como salvé a mis muñecas





Lo mas cercano a una hijo o hija que tengo son los muchos juguetes que tuve en mi infancia, mi cuarto de niña estaba repleto de juguetes, peluches, muñecas, carros, motos, casas, pelotas, cualquier cosa que una niña pudiera desear estaba en mi cuarto. Tuve todo lo que mis padres no tuvieron cuando fueron pequeños. Generalmente los niños que tienen muchas cosas no las aprecian, quieren mas y cuando se aburren de algo lo botan en busca del siguiente juguete de moda.

Ese no fue mi caso, felizmente, cuidaba mis cosas con amor, aunque debo admitir que eso no fue siempre así, de pequeña fui una mala madre, descuidada y desordenada, dejaba a mis juguetes en todas partes y mis muñecas siempre andaban mal vestidas y sin zapatos.

Ser madre no es fácil me costó tiempo aprender a cuidarlas, las peinaba, vestía, limpiaba sus casas, autos y les cosía ropa. Siempre estaba pendiente de ellas, las llevaba a la escuela y creaba para ellas mundos cada vez más extravagantes.

Pero fui creciendo y mi tiempo libre ya no lo ocupaba en cuidar de mis hijas, la parte llena de juguetes de mi alcoba perdió un poco de su brillo, las seguía cuidando pero simplemente ya no era lo mismo.

Como buena madre tuve que hacer una sacrificio para el bienestar de mis hijas, en vez de meterlas en cajas o bolsas negras, me puse a buscar a madres adoptivas, no a cualquier niña caprichosa y descuidada, sino a alguien que las cuidaría tanto o más que yo.

Asi fue que gran parte de mis juguetes fue destinado a albergues, estaban todos en perfecto estado, los puse en cajas y los envolví con papel de regalo, lazos rojos y tarjetas navideñas, se las entregué a los niños y pude ver las sonrisas que iluminaban sus rostros

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