viernes, 4 de diciembre de 2009

Despedida

¡Adiós volveré algún día! ¡Libre al fin! ¡No volveré ni en un millón de años! Son mis típicas y dulces frases de despedida. Generalmente las escribo en pupitres, paredes o en notitas y las lanzo al aire, aumentando la basura. No soy buena con las despedidas.

Casi siempre funciono a la inversa mientras unos lloran y se aferran a las cosas a mi me gusta terminar etapas y comenzar de nuevo. Y cuando todos se emocionan por lo que vendrá yo solo repaso datos y planeo futuros, pero posibles desastres y estrategias de superación.

En mi último año de secundaria de mi sacrosanta escuela católica, contaba los días para salir. Me la pasaba escribiendo notas de adiós a algunos maestros y soñaba salir al mundo alejada de la jaula que cada segundo se hacia muy pequeña y comenzaba a asfixiar. No por falta de amor a mi sacrosanta institución o a mis santas compañeras, sino ¿Qué mas te queda por hacer cuando ya lo hiciste todo? En la escuela vencí a Voldemort, al trol de 3 metros, le lancé agua estancada a la bruja y obtuve medallas y trofeos solo por ser yo. Mi tiempo había terminado, lo había entendido y estaba ansiosa por salir.

Si ahora debo hacer una despedida, me despido de mi misma y del mundo de ayer. Me despido de la renegona y realista chica que por poco no va a su confirmación por no estar de acuerdo con lo que iba a jurar, de la encantadora y poca valorada colegiala que al final salió de la jaula y logró ser libre. De la pre adolescente que casi fue secuestrada por los fantasmas esa noche en el bungaló y que amaba el laboratorio de ciencias, pero no por razones científicas. De
la niña que hacía tours por la escuela a las niñas nuevas para que no se pierdan, la que hizo su primera comunión sólo por que le gustaba la corona de flores que iba a usar, de la pequeña que con sólo 5 años cuidaba de todas su compañeras para no ser apachurradas por las alumnas mayores y de la bebé que gritó como endemoniada cuando el agua bendita hizo contacto con su piel. Es un adiós, gracias, fue divertido mientras duró y fuimos geniales juntas pero es tiempo de avanzar. Todo cambia, generalmente es para bien. Puede ser que no seamos tan buenos para despedirnos, pero para lo que si debemos ser buenos es para aceptar el cambio, recordar el pasado y aprender de el.

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